Simplemente un juego


Te explica su juego y aceptas.

Él sale corriendo calle abajo y tú detrás. Está diluviando y apenas se ve, pero eso no importa, así es incluso es más divertido.

Al cruzar la calle comienza a dar zancadas, tú te sitúas en paralelo y sigues su ritmo. Undostres, undostres, undostres, cada vez más mojados pero más cómplices.

De repente cambia. Ahora toca hacer equilibrios por las líneas de las baldosas y no vale hablar ni parar, sólo sonreír, porque es inevitable.

Entra en un bar y pide un café con leche desnatada con dos azucarillos, olvidándose de que su ropa es ahora una segunda piel. Tú haces exactamente lo mismo pero en otro tiempo. Igual de seria y formal en tus gestos. Podrías ser actriz, aunque al camarero no parece hacerle ninguna gracia.

Al salir, camina hasta la floristería de la plaza. Compra una margarita azul y se sienta en uno de los bancos que están todos libres debido a la lluvia. Poco después llegas tú con tu margarita azul. Te sientas junto a él y esperas el siguiente paso…

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