El número 23


Yo lo llamo paranoia, pero también lo puedes llamar rayada o desvarío.

Si leéis esto, es posible que penséis que estoy loca y que se me va la cabeza, en cierto modo, esto es verdad, pero cada vez que veo esta película, algo en mi cambia.
Para los que no la hayáis visto, no os preocupéis porque no os la voy a "destripar", simplemente voy a hablar de todos los enigmas y de mi experiencia en el numero 23.

Vi esta pelicula porque un amigo me la recomendó, pero no pensaba que iba a cambiar ningún aspecto en mi. Justo después de acabar la película, era la 01:22, 1+22=23, entré en tuenti, me conecté al chat, y tenia 23 contactos conectados, abrí una conversación con un amigo, miré el reloj y era la 01:23 ...
Mientras hablaba con él, me entraron ganas de ver el trailer de la ultima película de Harry Potter, y el numero del expreso de Howarts es el 5972, 5+9+7+2=23!
Volví a tuenti, le di a inicio, y una amiga me había contestado a un privado, ese mensaje era el numero 23 de nuestra conversación.
En ese momento apagué el ordenador, me fui a la cama y cuando apagué la luz, el reloj de mi mesilla de noche proyectaba sobre el techo de mi habitación que eran las 02:03.
Mi cumpleaños es el día 25, y 5 es 2+3, el cumpleaños de mi madre es el dia 23, incluso el código de barras del jabón de mi cuarto de baño suman 23.
Ayer volví a ver la película, y me he dado cuenta de que es el vídeo numero 23 dentro de la carpeta. Cuando la terminé de ver eran las 17:15, 17+15=32, 23 al revés.
He cogido el libro de lengua para estudiar, y lo he abierto por la pagina 221, en la cuál está el apartado 2.3, y ayer (ya son mas de las 00:00) fue el dia 23 de julio...

El homo sapiens tiene 23 pares de cromosomas.
Existen 23 discos en la columna vertebral humana.
Julio César fue apuñalado 23 veces cuando fue asesinado.
La Tierra está inclinada 23,5º, pero 5 simplemente es 2+3.
Segun algunos, se acabara el mundo en el 2012, 20+12=32, 23 al reves ó 20+1+2=23
La palabra “DIOS” se compone de lo siguiente, D=4 I=9 O=16 S=20, por lo tanto 4+9=13 16+20=36 Y 36-13=23, pero si divides 2/3, el resultado es 0,666, o le supuesto numero de Satanás o el Anticristo.
El alfabeto latino tiene 23 letras.
Supuestamente Sherlock Holmes y el Doctor Watson vivieron en el 221b de Baker Street durante un período de 23 años.
El día 23 murió Shakespeare y Cervantes.
23 eran los Grandes Maestros Templarios.
El Titanic se hundió el 15 de abril de 1912 (1+5+4+1+9+1+2=23)
En la serie "Perdidos" hacen bastante referencia a este numero: es el asiento de Jack (23B); dinero de recompensa por Kate ($23.000); número de supervivientes de la cola del avión...
Los antiguos calendarios egipcios y sumerios comienzan el 23 de Julio.
Kurt Cobain nació en 1967: 1+9+6+7 = 23 y murió en 1994: 1+9+9+4 = 23.
La sangre tarda 23 segundos en circular.
Solo hay 22 capítulos en el apocalipsis y... todos sabemos como es el final.

Se que todo esto es una coincidencia, pero da para pensar...

If I die here

Paulette cayó al suelo agotada después de haber estado corriendo más de una hora para alejarse del campo en el que Joe la había intentado matar. Se apoyó en un viejo pino y tiró del cuchillo que tenía clavado en su hombro derecho.

-Quisiera ser un puto árbol, -afirmó con cansancio y dolor -curan sus heridas en silencio y sobreviven, pero a mi, en cambio, me han arrancado la vida desde la raíz, y ya no me queda nada. Tan sólo mis recuerdos, este árbol y este cuchillo.

Cogió un puñado de la nieve que recubría todo el suelo, y se lo puso en el hombro para aliviar su dolor.
Acto seguido, intentó escribir un mensaje en la corteza de ese viejo árbol. Era incapaz, la sangre recorría todo su brazo derecho, de forma que le goteaba por sus dedos.
Cogió el cuchillo con la mano izquierda, y lo apretó contra la madera. Poco a poco estaba consiguiendo escribir un mensaje, aunque ella supiese que no le iba a servir para nada.

De repente notó que alguien se acercaba a ella por detrás. Se giró y vio que Joe sostenía una escopeta en sus manos, y antes de que se diese cuenta, él disparó tres veces. Los tiros impactaron en su pecho, y Paulette calló tendida en el nevado suelo del bosque.

Simplemente un juego


Te explica su juego y aceptas.

Él sale corriendo calle abajo y tú detrás. Está diluviando y apenas se ve, pero eso no importa, así es incluso es más divertido.

Al cruzar la calle comienza a dar zancadas, tú te sitúas en paralelo y sigues su ritmo. Undostres, undostres, undostres, cada vez más mojados pero más cómplices.

De repente cambia. Ahora toca hacer equilibrios por las líneas de las baldosas y no vale hablar ni parar, sólo sonreír, porque es inevitable.

Entra en un bar y pide un café con leche desnatada con dos azucarillos, olvidándose de que su ropa es ahora una segunda piel. Tú haces exactamente lo mismo pero en otro tiempo. Igual de seria y formal en tus gestos. Podrías ser actriz, aunque al camarero no parece hacerle ninguna gracia.

Al salir, camina hasta la floristería de la plaza. Compra una margarita azul y se sienta en uno de los bancos que están todos libres debido a la lluvia. Poco después llegas tú con tu margarita azul. Te sientas junto a él y esperas el siguiente paso…

¿Estarías tu aquí ahora?

Imagina que tienes un sueño. Algo loco, disparatado, absurdo, imposible. Un sueño de esos por los que nadie apostaría jamás, pero tu sueño, a fin de cuentas. Cuando la gente escuche tu idea, esa locura tuya, te dirán que es imposible: que nunca lo conseguirás. Entonces tú, una persona coherente, terminarás por aceptar lo inverosímil de tu idea. Desecharás tu sueño y te propondrás una meta más realista, más cercana. Terminarás por estudiar algo que te asegure un buen trabajo en el futuro, por buscar una estabilidad... una casa, una familia, un sueldo fijo... y en algún momento creerás ser feliz. Serás tan feliz como cualquiera de tus vecinos. Serás feliz porque no arriesgaste, porque vendiste tu sueño absurdo a cambio de un futuro tangible. Porque alguien te dijo que no lo conseguirías y tu le creíste. Le creíste porque esa persona, esas personas, te aseguraron que era imposible. Era imposible porque ellos nunca serían capaces de lograrlo.
Imagina que no les escuchas. ¿Quién es el loco? Les ignoras. Persigues tu sueño. Luchas por alcanzarlo, te sacrificas...y, al final, puede que lo consigas. O puede que, efectivamente, fuese imposible. No importa. El final es lo de menos. Lo que cuenta realmente es el camino. La búsqueda de la felicidad, reunir el valor suficiente para perseguir tus sueños... luchar por ser feliz. Intentarlo. Solo entonces, podrás optar a conseguirlo.
Imagina que nadie intentase lograr sus sueños. Que nadie hubiese luchado por demostrar que el mundo era, en realidad, redondo. O que se podía viajar al espacio. Que todos los científicos, inventores o pioneros en algo hubiesen aceptado aquello de "es imposible". Que todos los músicos, actores, deportistas o escritores hubiesen cambiado su sueño por algo más tangible, por un empleo en una fábrica, por ejemplo. Que todos los que se enamoraron hubieran desistido al pensar que nunca lo conseguirían, que nunca alcanzarían su amor. Piensa que nunca nadie hubiese luchado por sus sueños, que todos se hubiesen rendido... y, dime, ¿estarías tu aquí ahora?

Un nuevo inicio


Os daría la bienvenida a todos, pero me imagino que lo último que os gustaría leer es un recibimiento y una presentación como la que hace toda la gente, hablando de uno mismo y diciendo cosas, la mayoria de ellas sin sentido, que a nadie le importa, por lo tanto, yo no pretendo dar mi opinión sobre las cosas que hacen los demás y las reacciones que tienen sobre los sucesos (aunque las daré y hablaré de ello). A lo mejor, alguna vez copio algo de otro blog (una frase o algo asi), y espero que a nadie le importe, pero si hay algún problema, la quitaré inmediatamente :)
Sin mas preámbulos y sin más dilación, empezaré con mi primea quimera (Ilusión, fantasía que se cree posible,pero que no lo es).


Me gustaría volver a vivir sabiendo lo que sé ahora. Volver a afrontar los problemas sabiendo que, al final, todo se soluciona o se olvida... y que hasta lo más grave termina por superarse. Saber que incluso las promesas más sinceras pueden romperse, que nada es para siempre y que lo que importa no es el futuro, sino el presente. No tener que descubrir la base de caídas para saber que las heridas más profundas son las que escuecen mientras cicatrizan, que las puertas hay que cerrarlas de golpe, porque por el hueco más mínimo, se pueden colar las ganas de volver a intentarlo. Que las segundas oportunidades casi nunca funcionan, que las personas son como son y casi nunca cambian. Saber también que hay excepciones, que nunca se debe juzgar a uno como su fueran todos, porque no hay dos personas iguales, aunque si las haya parecidas.
Conocerme como me conozco ahora, sabiendo que los demás nunca podrán decidir como he de vivir mi vida porque ellos no estarán ahí cuando todo se desmorone, que al final del camino solo estoy yo y los pasos que haya dado para llegar allí... y que si me juzgan, si me insultan o me ignoran, es algo que no debe afectarme, porque lo cierto es que solo importa cuánto me quise a mi misma y las veces que luché por ser feliz. Que el amor no es un impulso, ni un segundo, ni una noche... que el amor puede ser un sofá para dos, una película aburrida y palomitas para compartir. Que no hay que dejar nunca de ser por nadie, porque cuando tu no eres, no queda nada por intentar. Que los futuros son inciertos, el pasado solo debe recordarse para aprender de él y el presente debe vivirse como si no hubiese un mañana. Que siempre hay gente que permanece y gente que se va. Que alguna vez tú harás lo que otros te hicieron antes y, por eso, has de aprender a perdonar.
No vivir esperando lo que llegará porque, si nunca lo hace, será como no haber vivido... y la vida no tiene por que ser perfecta para que merezca la pena vivirla. A veces las imperfecciones con las que tropezamos son las que hacen especial el camino.
No dejar los te quiero para mañana porque igual mañana no queda nadie para escucharlos. No tener miedo al rechazo porque el riesgo es la única manera de lograr ser feliz. No callar, no fingir, no guardar rencor por no aclarar los malentendidos. Entender que nadie es mejor que yo, ni peor, ni igual... porque la única verdad es que todos somos distintos. Y eso no es ni bueno ni malo, tan solo es cierto.
Quizás si volviera a vivir sabiendo lo que sé ahora, terminaría por no saber nada... porque todo lo que se hasta ahora lo he aprendido a base de errores y soy consciente de que, aunque ya crea saberlo todo, aún me queda mucho por descubrir.